jueves, 29 de marzo de 2007


Los acontecimientos políticos y la guerra que se ha desarrollado en el Sáhara occidental desde 1975 han hecho saltar a la actualidad internacional la existencia y la identidad del pueblo saharaui, habitante de este trozo del desierto; pero su historia, sus vicisitudes y su especial modo de vida se remontan muchos siglos atrás. Dos son las características peculiares de este pueblo: su absoluta independencia, hasta la llegada de la colonización española, de todo poder estatal, y su economía y supervivencia, basadas en el nomadeo de sus ganados en busca constante de mejores pastos. Esta característica de independencia de todo poder, así como el nomadeo, han determinado la idiosincrasia y la cultura saharauis a través de los tiempos, configurándolos absolutamente distintos de sus vecinos marroquíes del Norte y de los habitantes de los núcleos sedentarios o seminómadas de la actual Mauritania. Entre las muestras de esta peculiar cultura destacan los cuentos populares, cuya temática recurre reiteradamente al medio geográfico del desierto circundante, al camello como elemento básico de transporte y supervivencia y a los constantes desplazamientos de los nómadas. En líneas generales, el territorio habitado por los saharauis desde una época precolonial está delimitado al Norte por el río Dra, constituyendo una absoluta frontera natural que separa el desierto de Marruecos; al Sur, los límites de la región de Uadibe, Cabo Blanco, el Adrar Sotuf y el Azefal arenoso y, por el Este, la sebja o depresión salina de Iyil, Bir Um Grein y la hamada o llanura de Tinduf.

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