jueves, 29 de marzo de 2007

Los acontecimientos políticos y la guerra que se ha desarrollado en el Sáhara occidental desde 1975 han hecho saltar a la actualidad internacional la existencia y la identidad del pueblo saharaui, habitante de este trozo del desierto; pero su historia, sus vicisitudes y su especial modo de vida se remontan muchos siglos atrás. Dos son las características peculiares de este pueblo: su absoluta independencia, hasta la llegada de la colonización española, de todo poder estatal, y su economía y supervivencia, basadas en el nomadeo de sus ganados en busca constante de mejores pastos. Esta característica de independencia de todo poder, así como el nomadeo, han determinado la idiosincrasia y la cultura saharauis a través de los tiempos, configurándolos absolutamente distintos de sus vecinos marroquíes del Norte y de los habitantes de los núcleos sedentarios o seminómadas de la actual Mauritania. Entre las muestras de esta peculiar cultura destacan los cuentos populares, cuya temática recurre reiteradamente al medio geográfico del desierto circundante, al camello como elemento básico de transporte y supervivencia y a los constantes desplazamientos de los nómadas. En líneas generales, el territorio habitado por los saharauis desde una época precolonial está delimitado al Norte por el río Dra, constituyendo una absoluta frontera natural que separa el desierto de Marruecos; al Sur, los límites de la región de Uadibe, Cabo Blanco, el Adrar Sotuf y el Azefal arenoso y, por el Este, la sebja o depresión salina de Iyil, Bir Um Grein y la hamada o llanura de Tinduf.
LOS CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS EN LA HAMADA ARGELINA.

Los campamentos de refugiados están situados en la parte occidental del desierto argelino, cercanos a la frontera entre Argelia y la RASD. Están divididos en 4 distritos (wilayas) que tienen los nombres de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental; Esmara, la ciudad sagrada; Dajla, la ciudad portuaria más importante y Auserd, una pequeña ciudad del interior del país.
Cada campo está subdividido en 6 ó 7 pueblos (dairas), cada pueblo en 4 barrios. La organización de los campamentos, está prácticamente en manos de las mujeres. La mayoría de los hombres no viven en los campamentos, están en el ejército.
Los hombres, mujeres y niños del Sáhara Occidental han vivido aquí durante 20 años en una de las regiones más inhóspitas del mundo. Cuando llegaron a esta región, donde la temperatura en verano supera los 50 grados a la sombra y en invierno el frío llega a congelar, no encontraron nada más que arena. Únicamente gracias a la sólida estructura organizada y a los grandes sentimientos de solidaridad, característicos de este pueblo, fueron capaces de construir una sociedad organizada en este desierto.
Casi todos los veinteañeros han nacido en estos campamentos. No han tenido una gran oportunidad y muy poco a que recurrir. En primer lugar, la tasa de mortalidad ha sido muy elevada, especialmente en los niños. Pero gracias a un fuerte avance en la higiene, el pueblo Saharaui fue capaz de evitar las epidemias y controlar la alta tasa de mortalidad infantil. Como resultado de la política adoptada con la alimentación infantil, prácticamente no han habido más casos de malnutrición. La mayor atención está enfocada en la prevención por el Comité de Salud, pero el tratamiento también ha tenido importancia. En los campamentos las mujeres han sido preparadas para ser auxiliares de enfermeras y ayudar en los dispensarios, y un n™mero de estudiantes están siendo preparados en el extranjero para ser enfermeras o doctores.
El Ministerio de Salud ha continuado realizando progresos. Un nuevo hospital nacional acaba de inaugurarse. Dentro del edificio, hay salas de operaciones y posibilidades para dar tratamientos, tanto físicos como psicológicos.
En el momento de la invasión marroquí, la tasa de analfabetismo entre los Saharauis era del 95%, una herencia de la colonización española.Actualmente, después de más de 20 años de exilio, los Saharauis han progresado revirtiendo este dato y así el número de personas capaces de leer y escribir son ahora el 90%. En cada pueblo (daira), hay guarderías , y en cada provincia hay escuelas primarias. Para la educación secundaria han construido internados.
Un cierto número de estudiantes va a la Universidad en Argelia. Algunos países amigos también ofrecen la Enseñanza Superior. Es la constante queja del Ministerio de Educación el mejorar el potencial de la población Saharaui, no sólo crear las mejores posibilidades en los campos, sino sobre todo estar mejor preparados para la reconstrucción de su propio país después de su independencia.
Se ha realizado un gran esfuerzo en la campaña para la eliminación del analfabetismo. La mayoría de los adultos tienen la oportunidad de aprender a leer y escribir. Son cursos de alto nivel que dan lugar a un alto nivel de educación. Aquí resulta esencial la Unión Nacional de Mujeres Saharauis que subraya la importancia de estas campañas. La participación futura en la reconstrucción y la administración de su país por estas mujeres Saharauis, depende de las posibilidades de mujeres capaces. Para las mujeres, un cierto número de "escuelas para mujeres" fueron creadas. La escuela "27 de Febrero" fue la primera.
Cada año hay unas 300 mujeres que vienen con sus familias y plantan aquí su tienda para ir a la escuela. Desde Septiembre en adelante, siguen un curso que dura 10 meses: gestión, enseñanza, cuidado médico o tejer.
Para sus niños, hay proyectos para guarderías y escuelas primarias. Para cada tienda hay un bloque sanitario y una cocina que ha sido construida para posibilitar a estas mujeres en la combinación de estudiar y cuidado de la familia. La escuela Olof Palme es la primera escuela para mujeres que se halla en una provincia; el próximo año, quieren abrir una segunda.
Lo que es relativamente nuevo, es la importancia dada al Ministerio de Cultura. El pueblo Saharaui cuenta con canciones, historias orales, dibujos y pinturas que perpetúan sus tradiciones y su historia a las generaciones más jóvenes. La guerra y la construcción de los campamentos han causado una ruptura en este ciclo. "Todos los ancianos que mueren son como una biblioteca que desaparece". El Ministerio de Cultura quiere maximizar las oportunidades que se dan a las generaciones jóvenes para ser competentes en este campo. El pueblo Saharaui debería estar preparado, después de la independencia, para desarrollarse utilizando elementos importantes tomados de su propia tradición y cultura.
Todo ha sido realizado para poner en marcha un sistema de vida como normal dentro de lo posible bajo las difíciles circunstancias. Todas las disposiciones han sido llevadas para sobrevivir durante un eventual pero largo tiempo en el desierto. A la vez, todas sus esperanzas se fundan sobre un eventual retorno a su propio país.
Cada campo está subdividido en 6 ó 7 pueblos (dairas), cada pueblo en 4 barrios. La organización de los campamentos, está prácticamente en manos de las mujeres. La mayoría de los hombres no viven en los campamentos, están en el ejército.
Los hombres, mujeres y niños del Sáhara Occidental han vivido aquí durante 20 años en una de las regiones más inhóspitas del mundo. Cuando llegaron a esta región, donde la temperatura en verano supera los 50 grados a la sombra y en invierno el frío llega a congelar, no encontraron nada más que arena. Únicamente gracias a la sólida estructura organizada y a los grandes sentimientos de solidaridad, característicos de este pueblo, fueron capaces de construir una sociedad organizada en este desierto.
Casi todos los veinteañeros han nacido en estos campamentos. No han tenido una gran oportunidad y muy poco a que recurrir. En primer lugar, la tasa de mortalidad ha sido muy elevada, especialmente en los niños. Pero gracias a un fuerte avance en la higiene, el pueblo Saharaui fue capaz de evitar las epidemias y controlar la alta tasa de mortalidad infantil. Como resultado de la política adoptada con la alimentación infantil, prácticamente no han habido más casos de malnutrición. La mayor atención está enfocada en la prevención por el Comité de Salud, pero el tratamiento también ha tenido importancia. En los campamentos las mujeres han sido preparadas para ser auxiliares de enfermeras y ayudar en los dispensarios, y un n™mero de estudiantes están siendo preparados en el extranjero para ser enfermeras o doctores.
El Ministerio de Salud ha continuado realizando progresos. Un nuevo hospital nacional acaba de inaugurarse. Dentro del edificio, hay salas de operaciones y posibilidades para dar tratamientos, tanto físicos como psicológicos.
En el momento de la invasión marroquí, la tasa de analfabetismo entre los Saharauis era del 95%, una herencia de la colonización española.Actualmente, después de más de 20 años de exilio, los Saharauis han progresado revirtiendo este dato y así el número de personas capaces de leer y escribir son ahora el 90%. En cada pueblo (daira), hay guarderías , y en cada provincia hay escuelas primarias. Para la educación secundaria han construido internados.
Un cierto número de estudiantes va a la Universidad en Argelia. Algunos países amigos también ofrecen la Enseñanza Superior. Es la constante queja del Ministerio de Educación el mejorar el potencial de la población Saharaui, no sólo crear las mejores posibilidades en los campos, sino sobre todo estar mejor preparados para la reconstrucción de su propio país después de su independencia.
Se ha realizado un gran esfuerzo en la campaña para la eliminación del analfabetismo. La mayoría de los adultos tienen la oportunidad de aprender a leer y escribir. Son cursos de alto nivel que dan lugar a un alto nivel de educación. Aquí resulta esencial la Unión Nacional de Mujeres Saharauis que subraya la importancia de estas campañas. La participación futura en la reconstrucción y la administración de su país por estas mujeres Saharauis, depende de las posibilidades de mujeres capaces. Para las mujeres, un cierto número de "escuelas para mujeres" fueron creadas. La escuela "27 de Febrero" fue la primera.
Cada año hay unas 300 mujeres que vienen con sus familias y plantan aquí su tienda para ir a la escuela. Desde Septiembre en adelante, siguen un curso que dura 10 meses: gestión, enseñanza, cuidado médico o tejer.
Para sus niños, hay proyectos para guarderías y escuelas primarias. Para cada tienda hay un bloque sanitario y una cocina que ha sido construida para posibilitar a estas mujeres en la combinación de estudiar y cuidado de la familia. La escuela Olof Palme es la primera escuela para mujeres que se halla en una provincia; el próximo año, quieren abrir una segunda.
Lo que es relativamente nuevo, es la importancia dada al Ministerio de Cultura. El pueblo Saharaui cuenta con canciones, historias orales, dibujos y pinturas que perpetúan sus tradiciones y su historia a las generaciones más jóvenes. La guerra y la construcción de los campamentos han causado una ruptura en este ciclo. "Todos los ancianos que mueren son como una biblioteca que desaparece". El Ministerio de Cultura quiere maximizar las oportunidades que se dan a las generaciones jóvenes para ser competentes en este campo. El pueblo Saharaui debería estar preparado, después de la independencia, para desarrollarse utilizando elementos importantes tomados de su propia tradición y cultura.
Todo ha sido realizado para poner en marcha un sistema de vida como normal dentro de lo posible bajo las difíciles circunstancias. Todas las disposiciones han sido llevadas para sobrevivir durante un eventual pero largo tiempo en el desierto. A la vez, todas sus esperanzas se fundan sobre un eventual retorno a su propio país.
MARRUECOS SE INTERESA POR EL SÁHARA.
En 1956, la independencia de Marruecos supone amplias alteraciones en el territorio. El ejército de liberación marroquí, que ha contribuido a esta independencia luchando contra los franceses, penetra en el Sahara en 1957, manipulado, dirigido y pagado por el gobierno de Mohamed V; para Marruecos es un brazo armado con el que intenta anexionarse las regiones que reivindica, Mauritania incluida. En febrero de 1958 tiene lugar la reacción europea, con la colaboración de tropas españolas y de las fuerzas francesas de Mauritania. La operación, llevada a cabo con fuertes efectivos, se realiza primero en la Saguia el Hamra y luego en Río de Oro. Las bandas de liberación son destruidas o forzadas a refugiarse en Marruecos. A partir de entonces la reivindicación de Marruecos sobre el Sahara, y sobre Mauritania hasta 1969, será constante, tanto en sus relaciones con España como con la ONU.
El gobierno español, que había mantenido la línea de una permanencia indefinida hasta la muerte de Carrero Blanco a fines de 1973, comienza al año siguiente una trayectoria distinta, con objeto de llevar al país hacia una independencia tutelada.
Fruto de ello es la elaboración de un estatuto de autonomía, pero éste ni siquiera ve la luz oficial a causa de las presiones que Marruecos lleva a cabo en Madrid, oponiéndose al nacimiento de un Estado independiente en su frontera sur.
España cambia de política y el 20 de agosto de 1974 anuncia que realizará durante los seis primeros meses de 1975 un referéndum de autodeterminación, bajo el control de la ONU, para que los saharauis elijan su propio destino; tal referéndum había sido solicitado por las Naciones Unidas desde 1966.
Ante lo que se puede prever como un referéndum de marcada tendencia independentista, Marruecos maniobra en las sesiones de las Naciones Unidas a fines de ese año y ofrece a Mauritania claramente el reparto del territorio; ello, unido a la colaboración de los países occidentales en apoyo de Marruecos, conduce a una votación en la que se decide enviar el contencioso del Sahara al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, para que determine los lazos que unían al territorio con Marruecos y con el conjunto mauritano en la época de la llegada española, 1884, al tiempo que se solicita a España que paralice el mencionado referéndum.
A mediados de 1975 finalizan los enfrentamientos del Frente Polisario con las fuerzas españolas. El 16 de octubre, el Tribunal de La Haya hace público su dictamen según el cual no se ha encontrado lazos de soberanía de Marruecos ni de Mauritania sobre el territorio, y solamente alguna relación de dependencia de las tribus que llegaban en sus nomadeos hasta Marruecos y algunos derechos de Mauritania sobre zonas de pastos. No hay nada que se oponga a la autodeterminación saharaui.
Pero ello es suficiente para que Hassan II ponga en acción sus propósitos preparados desde meses antes, con ayuda de los EE.UU. y de medios financieros árabes, anunciando ese mismo día su derecho a recuperar el Sahara por medio de una marcha civil de 350.000 personas, la llamada Marcha Verde.
LA GUERRA CONTRA MARRUECOS Y MAURITANIA. EXILIO FORZADO A LA HAMADA ARGELINA.
El 17 de octubre, el gobierno español, en decisión secreta, firma la orden de evacuar el Sahara a partir del 10 de noviembre, dejándolo en manos de los marroquíes. La Marcha Verde supone una cobertura para el abandono de la idea de autodeterminación mantenida en la ONU y prometida a los saharauis, porque la línea geopolítica occidental es opuesta al nacimiento en esta zona del Atlántico de un Estado independiente, propiciado y ayudado por Argelia y Libia y dentro de la línea progresista árabe; al mismo tiempo, el Alto Estado Mayor Español teme que un Sahara independiente sea un peligro político para Canarias. Entre estas fechas y el 14 de noviembre, se perfilan los acuerdos de Madrid por los que se da entrada en la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania, que más tarde se repartirán el territorio, retirándose España el 28 de febrero de 1976. Mientras tanto, y a partir del 30 de octubre, bajo la cortina de humo de la Marcha Verde, las fuerzas marroquíes han invadido el territorio por varios puntos del Este, en medio del silencio y la pasividad españolas, que no denuncian estos hechos ni a la opinión pública ni a la ONU. El 6 de noviembre, la Marcha Verde penetra en el Sahara sólo diez kilómetros en dirección a El Aaiun, según el acuerdo con el gobierno español, permaneciendo en esta zona tres días y retirándose luego.
A partir del 30 de octubre se producen los primeros combates de los saharauis contra las fuerzas marroquíes en Hausa, Echdeiría y Farsia.
La población huye en masa de las ciudades y poblados ante la invasión extranjera y se refugia en varios campamentos del desierto; estos campamentos son bombardeados por la aviación marroquí en febrero y marzo de 1976, causando numerosas víctimas, principalmente en Um Dreiga y en Tifariti. Los saharauis huyen entonces a territorio argelino, refugiándose en otros campamentos improvisados cercanos a Tinduf.
Pero los que llegan hasta allí lo hacen en condiciones desastrosas, heridos y agotados, después de haber dejado numerosas bajas por el camino; en los primeros meses, las condiciones sanitarias y de alimentación fueron pésimas, hasta que llegó la ayuda internacional y argelina sobre todo. A lo largo de 1976 su número fue aumentando hasta sobrepasar los 100.000 refugiados.
El 27 de febrero, ante el vacío jurídico que creaba la salida de España, se proclamaba en el Sahara aún libre de invasores la República Árabe Saharaui Democrática y, el 4 de marzo, se formaba el primer gobierno. Se promulgaba también una Constitución provisional, de marcado carácter social y progresista, según la cual el poder supremo correspondía al Comité Ejecutivo del Frente Polisario.
A partir de entonces se iniciaba una larga guerra contra la invasión, en la que los saharauis recibirían la ayuda de Argelia. En 1979, Mauritania, con grandes dificultades internas causadas por una guerra que no podían sostener, a pesar de la intervención directa realizada por Francia en 1978, se veía obligada a retirarse de la lucha y renunciar a cualquier reivindicación sobre el Sahara. Los saharauis continuaron su combate contra el enemigo único marroquí en una guerra de guerrillas que, no obstante, utilizaba también un avanzado armamento moderno, eligiendo sus puntos de ataque y los momentos más adecuados en un terreno que conocían perfectamente. Inclusive, los ataques fueron llevados al interior de Marruecos contra las ciudades de Tantan, Assa, Saac, Akka y Tata, poniendo al gobierno marroquí en serios apuros.
Desde 1980 a 1987, los marroquíes, con objeto de controlar el territorio, procedían a la construcción de una inmensa línea de fortificaciones, con elementos de detección a base de radares, que partiendo del este del río Dra en una longitud de más de 2.000 km, llegaba hasta el norte de La Güera. La estrategia de los muros convirtió la guerra del Sahara en una serie de ataques esporádicos contra las posiciones estables marroquíes, las cuales no salían de unas fortificaciones que les servían tanto de defensa como de cerco. Sin una solución militar posible, se imponía una solución política.
La República Saharaui había sido reconocida hasta 1990 por 74 Estados, principalmente africanos y americanos; ingresó en la Organización de la Unidad Africana en 1982 y obtuvo, a partir de 1979, una progresiva aceptación en la ONU, que propugnaba constantemente en sus resoluciones un referéndum de autodeterminación y unas conversaciones preliminares entre Marruecos y el Frente Polisario para llegar a un alto el fuego. Aunque Marruecos se negaba a ello, finalmente, en enero de 1989, Hassan II recibió a los responsables del Frente, pero sin que se alcanzaran resultados positivos.
Los esfuerzos del secretario general de la ONU, Pérez de Cuellar, hasta 1991 daban forma por fin a un plan para el Sahara, que, en abril de ese año, Marruecos se veía obligado a aceptar y que el Frente Polisario también admitía. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU avalaban también el plan de paz de Pérez de Cuellar. El punto fundamental era la realización de un referéndum de autodeterminación de los saharauis, con las opciones de independencia o integración en Marruecos, bajo el control y los auspicios de la ONU. El plan era muy detallado y comprendía el alto el fuego, canje de prisioneros, libertad de detenidos políticos, retirada de parte de las fuerzas marroquíes, confinamiento de los combatientes, regreso de los exiliados, confección de un censo electoral, libertad de propaganda, anulación de las leyes represivas, etc. La larga trayectoria de un pueblo, con una personalidad y una cultura propias y una tradición de independencia a través de los siglos, llegaba así a un punto crucial de su historia, tras enormes y dolorosas vicisitudes.
El gobierno español, que había mantenido la línea de una permanencia indefinida hasta la muerte de Carrero Blanco a fines de 1973, comienza al año siguiente una trayectoria distinta, con objeto de llevar al país hacia una independencia tutelada.
Fruto de ello es la elaboración de un estatuto de autonomía, pero éste ni siquiera ve la luz oficial a causa de las presiones que Marruecos lleva a cabo en Madrid, oponiéndose al nacimiento de un Estado independiente en su frontera sur.
España cambia de política y el 20 de agosto de 1974 anuncia que realizará durante los seis primeros meses de 1975 un referéndum de autodeterminación, bajo el control de la ONU, para que los saharauis elijan su propio destino; tal referéndum había sido solicitado por las Naciones Unidas desde 1966.
Ante lo que se puede prever como un referéndum de marcada tendencia independentista, Marruecos maniobra en las sesiones de las Naciones Unidas a fines de ese año y ofrece a Mauritania claramente el reparto del territorio; ello, unido a la colaboración de los países occidentales en apoyo de Marruecos, conduce a una votación en la que se decide enviar el contencioso del Sahara al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, para que determine los lazos que unían al territorio con Marruecos y con el conjunto mauritano en la época de la llegada española, 1884, al tiempo que se solicita a España que paralice el mencionado referéndum.
A mediados de 1975 finalizan los enfrentamientos del Frente Polisario con las fuerzas españolas. El 16 de octubre, el Tribunal de La Haya hace público su dictamen según el cual no se ha encontrado lazos de soberanía de Marruecos ni de Mauritania sobre el territorio, y solamente alguna relación de dependencia de las tribus que llegaban en sus nomadeos hasta Marruecos y algunos derechos de Mauritania sobre zonas de pastos. No hay nada que se oponga a la autodeterminación saharaui.
Pero ello es suficiente para que Hassan II ponga en acción sus propósitos preparados desde meses antes, con ayuda de los EE.UU. y de medios financieros árabes, anunciando ese mismo día su derecho a recuperar el Sahara por medio de una marcha civil de 350.000 personas, la llamada Marcha Verde.
LA GUERRA CONTRA MARRUECOS Y MAURITANIA. EXILIO FORZADO A LA HAMADA ARGELINA.
El 17 de octubre, el gobierno español, en decisión secreta, firma la orden de evacuar el Sahara a partir del 10 de noviembre, dejándolo en manos de los marroquíes. La Marcha Verde supone una cobertura para el abandono de la idea de autodeterminación mantenida en la ONU y prometida a los saharauis, porque la línea geopolítica occidental es opuesta al nacimiento en esta zona del Atlántico de un Estado independiente, propiciado y ayudado por Argelia y Libia y dentro de la línea progresista árabe; al mismo tiempo, el Alto Estado Mayor Español teme que un Sahara independiente sea un peligro político para Canarias. Entre estas fechas y el 14 de noviembre, se perfilan los acuerdos de Madrid por los que se da entrada en la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania, que más tarde se repartirán el territorio, retirándose España el 28 de febrero de 1976. Mientras tanto, y a partir del 30 de octubre, bajo la cortina de humo de la Marcha Verde, las fuerzas marroquíes han invadido el territorio por varios puntos del Este, en medio del silencio y la pasividad españolas, que no denuncian estos hechos ni a la opinión pública ni a la ONU. El 6 de noviembre, la Marcha Verde penetra en el Sahara sólo diez kilómetros en dirección a El Aaiun, según el acuerdo con el gobierno español, permaneciendo en esta zona tres días y retirándose luego.
A partir del 30 de octubre se producen los primeros combates de los saharauis contra las fuerzas marroquíes en Hausa, Echdeiría y Farsia.
La población huye en masa de las ciudades y poblados ante la invasión extranjera y se refugia en varios campamentos del desierto; estos campamentos son bombardeados por la aviación marroquí en febrero y marzo de 1976, causando numerosas víctimas, principalmente en Um Dreiga y en Tifariti. Los saharauis huyen entonces a territorio argelino, refugiándose en otros campamentos improvisados cercanos a Tinduf.
Pero los que llegan hasta allí lo hacen en condiciones desastrosas, heridos y agotados, después de haber dejado numerosas bajas por el camino; en los primeros meses, las condiciones sanitarias y de alimentación fueron pésimas, hasta que llegó la ayuda internacional y argelina sobre todo. A lo largo de 1976 su número fue aumentando hasta sobrepasar los 100.000 refugiados.
El 27 de febrero, ante el vacío jurídico que creaba la salida de España, se proclamaba en el Sahara aún libre de invasores la República Árabe Saharaui Democrática y, el 4 de marzo, se formaba el primer gobierno. Se promulgaba también una Constitución provisional, de marcado carácter social y progresista, según la cual el poder supremo correspondía al Comité Ejecutivo del Frente Polisario.
A partir de entonces se iniciaba una larga guerra contra la invasión, en la que los saharauis recibirían la ayuda de Argelia. En 1979, Mauritania, con grandes dificultades internas causadas por una guerra que no podían sostener, a pesar de la intervención directa realizada por Francia en 1978, se veía obligada a retirarse de la lucha y renunciar a cualquier reivindicación sobre el Sahara. Los saharauis continuaron su combate contra el enemigo único marroquí en una guerra de guerrillas que, no obstante, utilizaba también un avanzado armamento moderno, eligiendo sus puntos de ataque y los momentos más adecuados en un terreno que conocían perfectamente. Inclusive, los ataques fueron llevados al interior de Marruecos contra las ciudades de Tantan, Assa, Saac, Akka y Tata, poniendo al gobierno marroquí en serios apuros.
Desde 1980 a 1987, los marroquíes, con objeto de controlar el territorio, procedían a la construcción de una inmensa línea de fortificaciones, con elementos de detección a base de radares, que partiendo del este del río Dra en una longitud de más de 2.000 km, llegaba hasta el norte de La Güera. La estrategia de los muros convirtió la guerra del Sahara en una serie de ataques esporádicos contra las posiciones estables marroquíes, las cuales no salían de unas fortificaciones que les servían tanto de defensa como de cerco. Sin una solución militar posible, se imponía una solución política.
La República Saharaui había sido reconocida hasta 1990 por 74 Estados, principalmente africanos y americanos; ingresó en la Organización de la Unidad Africana en 1982 y obtuvo, a partir de 1979, una progresiva aceptación en la ONU, que propugnaba constantemente en sus resoluciones un referéndum de autodeterminación y unas conversaciones preliminares entre Marruecos y el Frente Polisario para llegar a un alto el fuego. Aunque Marruecos se negaba a ello, finalmente, en enero de 1989, Hassan II recibió a los responsables del Frente, pero sin que se alcanzaran resultados positivos.
Los esfuerzos del secretario general de la ONU, Pérez de Cuellar, hasta 1991 daban forma por fin a un plan para el Sahara, que, en abril de ese año, Marruecos se veía obligado a aceptar y que el Frente Polisario también admitía. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU avalaban también el plan de paz de Pérez de Cuellar. El punto fundamental era la realización de un referéndum de autodeterminación de los saharauis, con las opciones de independencia o integración en Marruecos, bajo el control y los auspicios de la ONU. El plan era muy detallado y comprendía el alto el fuego, canje de prisioneros, libertad de detenidos políticos, retirada de parte de las fuerzas marroquíes, confinamiento de los combatientes, regreso de los exiliados, confección de un censo electoral, libertad de propaganda, anulación de las leyes represivas, etc. La larga trayectoria de un pueblo, con una personalidad y una cultura propias y una tradición de independencia a través de los siglos, llegaba así a un punto crucial de su historia, tras enormes y dolorosas vicisitudes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)